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TikTok y activismo digital: la nueva ciudadanía en tiempos de scroll

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Los jóvenes ya no gritan en plazas, gritan a través de redes sociales. TikTok no es solo baile y humor: es también una trinchera donde se construye una ciudadanía más crítica, creativa y conectada. Desde la Amazonía hasta los barrios populares de Quito y Guayaquil, TikTok se ha convertido en una herramienta de expresión para colectivos indígenas, ambientalistas, feministas, defensores de derechos humanos y activistas LGBTIQ+.

Sin depender de grandes medios, estos grupos comunican desde sus propios territorios, en sus propios términos, rompiendo con los discursosoficiales.


El poder del video corto

 

TikTok está consolidada como una de las redes sociales más influyentes entre los jóvenes; su formato ágil, visual y dinámico permite comunicar mensajes potentes en pocos segundos y con alto impacto. Lo que en un inicio fue una plataforma centrada en el entretenimiento, con bailes virales y retos humorísticos, hoy ha evolucionado hacia un espacio donde se discuten temas profundos como género, política, crisis climática, derechos laborales y educación cívica. En Ecuador, una gran variedad de creadores de contenido ha emergido para explicar con claridad qué implica una consulta popular, cómo afectan los proyectos extractivos a las comunidades rurales o qué está en juego en las elecciones presidenciales. Estos creadores logran traducir la complejidad de temas políticos a un lenguaje comprensible, cercano y atractivo; se valen de efectos visuales, humor e incluso dramatización para conectar con públicos que antes estaban al margen del debate político convencional.

Activismo con otros códigos

Este nuevo activismo rompe con los moldes tradicionales de la militancia; no se basa en discursos largos ni en estructuras partidarias, sino en contenidos que apelan a lo emocional, lo visual y lo inmediato. Usando música popular, memes, parodias y referencias culturales actuales, los jóvenes han creado un lenguaje propio con el que desafían las estructuras de poder, visibilizan causas sociales y llaman a la acción ciudadana. En lugar de panfletos, usan efectos de edición; en vez de marchas, viralizan hashtags; en lugar de discursos, cuentan historias en primera persona. Esta estética fresca y disruptiva ha resultado ser eficaz para generar empatía y conciencia, especialmente en temas como el feminismo, la justicia ambiental, los derechos LGBTIQ+ o la lucha contra el racismo estructural. Además, esta forma de activismo está más orientada al diálogo y al intercambio horizontal, rompiendo con la lógica vertical que por años ha dominado la educación política.

 

Riesgos y desafíos

Estas nuevas formas de participación también enfrentan grandes desafíos. Uno de los principales es la desinformación: al ser una red donde prima lo viral sobre lo verificable, es común encontrar videos con datos falsos, tergiversaciones o interpretaciones sesgadas; esto puede contribuir a la polarización social y a la construcción de opiniones públicas sin fundamentos sólidos. Otro problema importante es el fenómeno del ‘activismo de moda’: muchas veces, las causas sociales se convierten en tendencias pasajeras que desaparecen tan rápido como llegaron, lo que puede desvirtuar el compromiso real con una lucha o una comunidad. Por otro lado, quienes se exponen como creadores de contenido político corren el riesgo de ser objeto de ataques digitales, especialmente si pertenecen a grupos históricamente discriminados.

 

Es aquí donde se vuelve imprescindible una formación crítica en ciudadanía digital: enseñar a verificar información, argumentar con respeto y comprender el contexto detrás de cada problemática. Las universidades, los medios de comunicación, las ONG y los propios usuarios tienen un rol clave en la promoción de estas habilidades; no se trata solo de estar presentes en las redes, sino de hacerlo con responsabilidad y ética.

 

"En el pasado eras lo que tenías. Ahora eres lo que compartes".

Godfried Bogaard
  • Activista

Ciudadanía más allá del voto

El concepto de ciudadanía se ha ampliado: ya no se limita al acto de votar o participar en una protesta física, sino que incluye la capacidad de generar debate, difundir ideas y construir comunidad desde el entorno digital. En Ecuador, donde la desconfianza en las instituciones públicas es creciente y la corrupción ha erosionado la fe en la política formal, las redes sociales ofrecen una alternativa para ejercer control ciudadano, exigir transparencia y proponer nuevas formas de organización..

 

A través de TikTok, muchos jóvenes han logrado cuestionar discursos oficiales, denunciar injusticias locales y poner en agenda temas que no aparecen en los grandes medios. Esta ciudadanía en red es más horizontal, descentralizada y participativa; aunque no reemplaza a las formas tradicionales de incidencia, sí las complementa y, en algunos casos, las desafía abiertamente. El uso creativo y estratégico de estas plataformas puede reconfigurar el modo en que se hace política y se ejerce la participación democrática..

Estimados lectores gracias por llegar hasta aquí, por dedicar su valioso tiempo para leer y compartir estas sentidas palabras que reflejan la esencia o filosofía de nuestra revista.

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Útimos comentarios

Hermosos lugares que debemos proteger con la fuerza del Estado.

Definitivamente debemos inculcar la escritura y lectura a las nuevas generaciones.

Muy buen contenido.

Gracias Cotopaxi Magazine".

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